sábado, 15 de noviembre de 2008

Anfitrión de la oscuridad



...postrado sobre el desnudo y duro suelo, acurrucado sobre mí mismo e indefenso como un niño, con la frente perlada de sudor frío y pleno de esa impotencia al no poder aliviar este insoportable dolor que me está sumergiendo en una agónica locura, intento hacer memoria de cómo he llegado a este punto. Soy consciente de la importancia de mantener la cordura en mi situación, conozco como han terminado los otros y es algo que quiero evitar a toda costa, ser consumido por el tentador abrazo del olvido....

Todo comenzó en un día tan apacible como otro, una nueva etapa de la rutina en mi honorable y orgullosa orden, Los Guardianes de la Virtud Sagrada, con la cabeza bien alta y la armadura bien ajustada me dirigía al templo donde los demás caballeros esperaban mi presencia para tratar los asuntos que ocupaban nuestro día a día.

Aún recuerdo como apartábamos con arrogancia los temas que no considerabamos "dignos" para ser tratados por nosotros, cómo ibamos a intervenir en una simple discusión entre unos granjeros y sus gallinas, o cómo ibamos a rebajarnos a tratar con los campesinos sobre si era justo o no que la aldea vecina pudiera desviar un tramo del rio para sus cultivos. Pero había uno en particular que me llamó la atención y que por alguna extraña razón solicité para investigar personalmente, el de un loco que profetizaba la caída de los caballeros paladines y el nacimiento de una nueva orden, oscura y despiadada.

Tras indagar por varios pueblos acerca del "Caballero Lunático", que es como lo habían bautizado, conseguí encontrarlo en medio de una multitud de campesinos que cargaban furiosamente contra él por sus ofensivas palabras.

Después de curarle las heridas y ofrecerle algo de beber y de comer, comencé mi interrogatorio en pos de llegar a alguna conclusión, la cual era muy posible que estuviera completamente loco y hubiera que purgar el mal que lo habia contaminado... en vez de ello, me encontré con algo totalmente fuera de lo común.

Debía de ser joven, sobre los 20 o alrededor, pero su demacrado rostro aparentaba más de 40, con su mirada clavada en un horizonte que sólo él podía dislumbrar, unas ojeras marcadas que indicaban el poco descanso que se dedicaba y su piel abrasada por la continua exposición al Sol. Pero lo que más me sorprendió fue la coherencia de sus palabras y el polémico contenido que traían, las cuales repetía una y otra vez:

-Llegará el día que hasta el más recto de los caballeros sucumba a esta última prueba en su camino iluminado, otorgándole dones que jamás podrá comprender sin dar este paso, anunciando un cambio marcado por el dolor que ofrecerá el descanso del olvido y recompensado por un nuevo poder incomparable hasta ahora. No quedará defensor de la luz en la faz de la tierra de Azeroth que no reciba la tentadora llamada para un nuevo sendero en su vida... y todo comienza desde el momento que el primero fije su mirada en los ojos de aquel que sabrá lo que traerá esos nuevos días oscuros.

Me agarró con todas sus fuerzas, sorprendiendome por la energía que creía que no poseería ese demacrado cuerpo, sin poder evitar ver ese brillo que emanaron sus ojos y que impactaron directamente en mi mente... y en algo más profundo que no supe explicar en ese momento. En un acto por puro instinto le golpeé con mi puño en su sien, zafándome de su abrazo y reduciendo al extraño hombre en un inmóvil amasijo de pelo enmarañado y ropas harapientas. Acto seguido, me dispuse a volver con los míos para informar de lo ocurrido... pero ya sentía que algo no era como antes...

En el cuarto día después de mi encuentro, vuelvo a sentir ese agudo dolor en mis entrañas y no puedo evitar sentir cierto miedo al rememorar las imágenes de los 3 miembros de mi orden convertirse delante de nuestros ojos en algo que parecía más cerca de las sombras que de algo humano, no entiendo que está ocurriendo, pero no puede ser nada bueno y menos después de haber visto en que se convertían mis camaradas de armas...

Tras el amanecer del octavo día, ha desaparecido de nuevo como por arte de magia uno de los "intratables", ya no se atisbaba cordura en sus ojos, sólo podíamos apreciar sus muecas imposibles producidas por el acuciante dolor que sufrían... yo cada vez sufro más a menudo esos dolores dentro de mí, esa fiebre que aparece y se desvanece y ayer me pareció escuchar una especie de voz que parecía invitarme a algo acompañada por un tono dulce y profundo...

En el duodécimo día mi deseo de tener a alguien cerca se ha evaporado, sólo ansío la soledad que parece ser la única compañera que comprende mi angustia y mi dolor, he decidido exiliarme a una cueva que frecuentaba en la niñez para encomendarme a mi Dios y pedirle que no me convierta en lo mismo que a los otros... sólo deseo que esto termine cuanto antes aunque ello suponga mi muerte.... sólo quiero tener las fuerzas suficientes para soportar este tormento sin sucumbir a la opción que mis ex-compañeros han tomado... anhelo resistir a los institos más bajos que les obliga a saciar su sed de sangre y destrucción...


Mi único consuelo es que a diferencia de los demás, yo he aguantado durante muchos más días y eso me da esperanzas para pensar que tal vez yo estuviera más preparado y que mi fe fuera más férrea, siempre he tenido la sensación de no encajar totalmente en el modo de pensar de los demás caballeros y su arrogancia disfrazada en su inflexible rectitud.

En un nuevo asalto de dolor insufrible, noto como se intenta grabar en mi mente esa voz que me tienta con ofrecerme el descanso que le dará a mi cuerpo y mi alma si accedo a su oscura propuesta pero yo sigo rechazándola, mi cuerpo ha dejado de obedecerme y siento de repente como una pesadez se adueña de mí, en parte es una agradable sensación ya que parece apartar a un lado todo la agonía que estaba arrastrando... parece que está amaneciendo...

En el día 15 después de mi encuentro con el enigmático profeta, despierto sin rastro alguno de herida, fiebre o dolor atenazante dejando una curiosa sensación como que todo ha sido una simple pesadilla pero, tengo la seguridad que algo no es como antes, siento una gran energía en mí desconocida hasta ahora, mi... mi piel ha perdido su tono rosado y ha adquirido un aspecto algo blanquecino y el aura sagrada que rodea mi esencia y que nos caracteriza a los caballeros la noto ahora diferente, pero sé que sigue ahí...

No puedo evitar un escalofrío de terror cuando contemplo mi rostro en el rio, mi cara, con las facciones suaves que tanto caracterizan a mi noble raza han dado paso a un sinfín de arrugas imposibles y una piel tersa y demacrada, más propia de un cadáver que de un ser vivo. Mi pelo parece haber corrido una suerte parecida y ahora presenta un aspecto descolorido cayendo perezosamente sobre mis hombros.

De pronto me asalta un pensamiento en mi cabeza que me hace temer más todo lo ocurrido, recuerdos de caballeros caídos cuya alma corrompida por las artes oscuras mueren para levantarse de nuevo como heraldos del infortunio, portadores de la muerte en su interior y desvanecedores de la esperanza para las criaturas vivas... los temidos Caballeros de la muerte...

1 comentario:

Unknown dijo...

juntoooooos eeeeh piratillaaas felfos teniais que ser. Stromi me has decepcionado con lo bien que me caiste cuando te conoci dando caña a los elfos... ahora vas y te haces uno.... los verdaderos DKs somos los renegados -.-